Son Sham 69 en verboso, The Fall cuando tocaban en clubs de viejos. Es spoken word blanco y panzón, grime berreado por ex-mods demacrados. Un monólogo cómico para una audiencia hastiada. Sleaford Mods son una singular protesta contra el glamur, las patrañas y los besaculos. Son un pendón de terrible verdad callejera. Todo está perdido y el hedonismo no va a salvarnos. SM documentan en Divide and Exit (Harbinger Sound 2014) el fin de la rave y el comienzo de las riots, como Pet Shop Boys en pleno bajón de speed.
Siento como si le conociera de toda la vida, a Jason Williamson. Él es el tío lúcido que, al salir del after con los ojos enrojecidos y la nariz moqueante, se pregunta: “¿De qué coño sirve esta mierda?”. Él es el currante enfadado, no solo con los jefes sino con el resto de la plantilla, inmerso en una guerra perpetua imposible de ganar. Él es el macho que se atreve a mostrar flaqueza, como cuando Begbie canta en Skagboys, y luego lo lamenta; porque abrir flancos es anatema en su mundo. Es el paria ilustrado y el cabrón resentido: con los ricos, con los ilesos, con los guays, con el sistema. Pero peor: Jason Williamson está harto de sí mismo. Él es su propio sparring. Williamson es el tipo que se mira al espejo cada mañana y tiene que retroceder, asqueado, tras enfrentarse a la verdad: todos esos defectos, puestos allí como mugrientos palillos de feria que hay que derribar para conseguir un premio que no merecía la pena.
Su banda, Sleaford Mods, ni siquiera se parece a una. Son un duo, Andrew Fearn y Jason Williamson. El primero pulsa un botoncico y su cutre-teclado pedorrea cortantes lineas de bajo y ritmos macilentos; el resto del tiempo cabecea y sorbe cerveza. Williamson es la voz: un manguerazo de palabras, un volcán de ingenio, insultos y porquería (el poeta escocés Hugh McDermit dijo que su cometido era escupir como un volcán, “lanzar llamas pero también basura”) en procaz reyerta. Sleaford Mods son violentos, pero no a lo gangsta; más bien como un tarado arreándose en la cara con una llave inglesa. Sleaford Mods son los Specials abatidos de “Ghost town”, diciendo que “Los grupos ya no tocan / Hay demasiadas peleas en la pista de baile”. Son lads perspicaces de mediana edad, ojerosos y borrachos y desencantados, desertores del acid y damnificados por el britpop. Hacía MUCHO tiempo que una banda no me conmovía como Sleaford Mods.
Ante todo, y a modo de introducción, me gustaría que me hablaras de tu familia y de tu ciudad de origen, en qué tipo de entorno creciste, a qué música estuviste expuesto en tu infancia, ese tipo de cosas.
Mi madre era griega, y aparentemente el lado griego de la familia es bastante musical. Por el lado inglés nadie lo era. Mi abuela griega cantaba y tocaba la guitarra, solo un poco, pero el resto de mis familiares no estaban conectados a la música ni de una forma remota, más allá de poseer algún disco de adolescencia y tal. No empecé a escuchar música hasta que tuve diez años o así. Mi primer disco fue la versión de “Something Else” que sacó Sid Vicious en solitario, y que formaba parte de la banda sonora de The Great R’n’R Swindle, si no me equivoco. De allí me gradué a The Jam, luego a Tamla Motown. Todo esto era hacia 1980, que es cuando ya empecé a comprar discos con bastante frecuencia. Punk, nueva ola y luego soul. Allí fue cuando mi interés por la música creció de veras, y de aquello pasé al rap: hacia 1987 ya compraba todo lo que sacaba Def Jam, LL Cool J y cosas así. De allí, lógicamente… Bueno, lógicamente no: empecé a escuchar cosas indie: The Wonder Stuff, Pop Will Eat Itself, The Woodentops… Sobre esa época ya empezaba a cantar en grupos, y experimentaba con lo que podía.
Una de las primeras frases con las que uno se topa al investigar a Sleaford Mods es precisamente vuestro lema: “Used to be in bands. Hated it”.
Sí, estuve en bandas, hace años. Bandas mod. Bandas indie con inclinaciones mod, vaya.
¿Mod como The Style Council o mod como, urgh, Oasis?
Más bien Oasis. Con alguna orientación R&B de órgano, imitando a The Small Faces, o así. Era una escena que te corroía el espíritu. Tal vez viví algún breve momento de elevación, pero hablando en general fue una experiencia de lo más deprimente (ríe).
¿La depresión venía por la rutina de las giras, ensayos y eso, o porque esa es una escena particularmente propensa a la gilipollez y la mentira?
No, en aquella época ni tan solo íbamos de gira, tan solo tocábamos algún concierto de forma muy ocasional. Por lo que yo vi, todo parecía orientado a conseguir un contrato discográfico. Tampoco era un tipo de música que me pegara demasiado, no me sentía cómodo del todo con aquello. Para colmo fuimos pasando por toda una serie de fases y estilos, a ver si alguien nos fichaba: un poco más folk, un poco más soul… Para serte sincero, era todo muy deprimente.
A eso me refería: ¿te deprimía tocar rollo Small Faces, o lo que te deprimía era la dinámica horrible de los choques de egos, el cantante gilipollas, el batería drogadicto, el bajista taciturno, todos los espantosos clichés del mundo musical?
Veamos, cuando estás en bandas lo primero que encuentras es a un montón de gente que no debería estar en bandas. Gente con egos enormes, que para empezar ni siquiera son músicos, a quienes no les interesa particularmente lo de la música. Eso sucede muy a menudo en el circuito amateur, te topas con auténticas pérdidas de tiempo con patas, gente que en poco tiempo ya ha entrado a formar parte de la estrutura corporativa y empieza a realizar tareas directivas de mierda, solo por el dinero. Es gente, en realidad, a quien la música solo le parecía un camino para llegar al dinero y a las posiciones de poder. Eso te lo encuentras constantemente en el mundo de la música, y es mayoritario en el caso del rollo indie rock; también en el mundo de los DJs. Tipos que no tenían la menor inclinación creativa, que solo utilizan esto como trampolín a una carrera y a obtener algún beneficio. Siempre me he topado con este tipo de cosas, y me parecen un montón de mierda, y me cabrean cosa mala.
Sleaford Mods son un exabrupto contra muchas cosas, pero un buen número de tus diatribas se dirige especialmente a los mentirosos, los que van a venderte la moto, los manipuladores y arribistas…
Sleaford Mods podemos ser un grupo político, en el sentido de que hablamos de muchos temas que son políticos, pero sobre todo la cosa va de observar y desenmascarar a ese tipo de gente, gente que en realidad es completamente inútil (ríe), que no sirve función alguna. Todos los que son falsos, y que a la vez viven engañándose a sí mismos. Encuentro ese tipo de personalidad absolutamente fascinante, y el mundo está lleno de ellos. Y empeoran a medida que van haciéndose más grandes, si entiendes lo que quiero decir. Tíos que se multiplican por diez al hablar de sí mismos; hallas esa personalidad disfuncional incluso entre tus propios amigos, cuando empiezan a actuar de forma distinta y darse aires, y comportarse como putos gilipollas.
Lo dices en una de tus canciones. “People walking around with real fucking bad ideas about themselves”. Yo he conocido a mucha gente así, tipos que creen ser alguien distinto y es algo que también me parece fascinante. Es como una disfunción de personalidad: creer que eres mejor de lo que en realidad eres.
Joder, y que lo digas. Dios. Por desgracia, existe una auténtica multitud de gente que no se ve a sí misma tal y como es. Y esto no es una visión elitista o arrogante por mi parte. Simplemente me doy cuenta más de ello como más viejo me hago. Ves a esa gente y no piensan. O sea, no piensan en lo que son ni siquiera remotamente.
Creo que es legítimo que tú precisamente digas eso, porque si hay algo valioso en Sleaford Mods es que nunca os ponéis por encima de nadie. Tu sales tan mal parado de tus canciones como cualquier otro cretino.
Y tanto. No me considero en absoluto mejor que nadie, y soy consciente de que tengo un montón de defectos. Están allí, esas partes malas de mí, sé cuáles son, y cada vez que emergen a la superficie soy perfectamente consciente de que están en mi personalidad. Eso es la base de todo, en cierto modo, esa observación de rasgos negativos, propios y ajenos, y el tratar de exponerlos de algún modo interesante. Por añadidura, no mejoran. Con la edad se vuelven más y más oscuros. Cada día flotan hacia la superficie un montón de detalles de esos que te impiden olvidar lo que sucede. Quizás consigas alejarte de ellos durante un breve espacio de tiempo, y pasarlo bien, pero si algo está claro es que cuando vuelvas a casa seguirán allí. No se habrán ido. Joder, incluso cuando estás por ahí de jarana sigues pensando en ello (ríe). En que vivimos en un mundo caótico, sin líderes ni dirección. Eso es lo que intento documentar.
Siempre mencionas esos aspectos oscuros, lo que tu llamas tus “viejos demonios”. No quisiera ser indiscreto, pero lo cierto es que me gustaría saber cuáles son. Escucho canciones terribles (por su contenido de verdad) como “Shit Street Runny” y me pregunto cuál es su porcentaje autobiográfico.
(Ríe y luego carraspea) Sí. Los demonios. Bueno, se trata de lo de siempre: ser un puto bocazas, tomar demasiadas drogas, ir por el mundo sin pensar en absoluto en la consecuencia directa de tus acciones, cuando deberías estar pensando en esas consecuencias. En general, todo tiene que ver con no ser un hombre cuando deberías ser un hombre. Casi todos mis amigos se encuentran en el mismo barco. Los hombres, al menos; no sucede del mismo modo entre las amigas. Uno de los problemas frecuentes de esos hombres es la imposibilidad de expresarte libremente, y la otra el saber cuando parar (ríe algo amargamente, como si fuese un tic nervioso). Eso también me parece interesante: que tu conciencia sepa exactamente cuál sería el comportamiento adecuado, cómo hacer lo correcto, pero verte incapaz de hacerlo. Y seguir sin hacerlo durante un larguísimo periodo de tiempo. Por suerte yo estoy bien, pero mucha otra gente no lo está.
A mí también me interesan sobremanera todos los atributos y carencias de la masculinidad. Creo que Sleaford Mods sois un grupo muy masculino, en todos los sentidos de la palabra: duros y débiles a la vez. Pendencieros y atormentados. Una madeja de inseguridad y arrojo insensato.
Es inevitable. Es así. Ves las cosas con ojos de hombre. A veces, incluso tu propia naturaleza física es la que marca tu visión del mundo, seas consciente de ello o no. Hoy mismo un amigo me texteaba para quejarse que su novia había roto con él, y se lamentaba de que había atravesado la puerta de un puñetazo, por la rabia. Ese es un ejemplo de respuesta completamente inútil a la situación, ¿no? Si te paras a pensar, realmente somos un sector bastante inútil de la sociedad. Redundantes, incluso. Siempre hemos cultivado ese absurdo estilo testosteronado de macho. No somos seres humanos demasiado filosóficos o pacientes o empáticos. Eso sin duda se refleja en mis canciones.
Uno de los puntos de fuga de esa masculinidad en aprietos solía ser el hedonismo, el baile, las drogas. Pero clublandia, como retratas en canciones como “Urine mate”, se ha convertido en un infierno, un camino sin salida. “Ballroom blitz went all wrong”, vaya. La fiesta no arreglará nada.
Es todo una puta mierda. Y quizás esa sea la razón por la cual la gente se pone absolutamente ciega al salir por ahí. Toda aquella ola de euforia general que aún se veía cuando yo tenía veinte años se ha ido a tomar por culo, ahora es un infierno en vida. A la vez, es un infierno en vida que no puedo sacudirme de encima. A todos mis amigos les sucede lo mismo. Son gente que empezó a salir a finales de los ochenta y principios de los noventa, cuando la cultura de clubs inglesa despegaba a lo grande. Todos esos grupos de hombres saliendo por la noche, y no precisamente para tomar una pintita de lager, sino a lo bestia, y que continúan haciéndolo incluso cuando ven que no conduce a nada, que ni siquiera es divertido. Encuentro ese tipo de actitud muy intrigante, especialmente cuando veo que no estoy solo, y que eso le sucede a muchísima otra gente. Y mucho de eso tiene que ver con el ego, con demostrar que sigues siendo el mismo, que todavía aguantas. Incluso cuando es obvio que se ha convertido en una trampa de la que no puedes escapar.
Salir de noche puede ser una de las experiencias más amargas y vacías a las que puedes enfrentarte como humano. Y deprimente a más no poder.
Es muy deprimente. Y aún es más deprimente que eso sea la única vía de escape a la situación actual: el socializar, el salir por ahí. Como respuesta fracasa miserablemente.
Me entristece y aburre ese mundo, el de desfasar como fin en sí mismo, pese a los años en que lo he practicado. Lo del camino del exceso por el exceso me parece una soberana chorrada. “Havin’ it large”, la bobada esa que decían los Gallaghers…
Mi problema con Liam Gallagher es precisamente que personifica esa actitud, que todavía intenta que la gente se la crea, a su edad. Que aún es un lad machote y farrero, y que eso es lo que hace y punto. Me enfurece esa mentira, me llena de rabia esa pretensión, es una basura. Esa gente que va por ahí promocionando una versión antigua de ellos mismos en público me da asco. Lo de salir a lo grande es una cosa de los veinte años, no te digo que no, a esa edad tiene cierta razón de ser. A esa edad podía aguantarlo, lo de salir, ver a bandas de mierda, ir a clubs, pero ahora no puedo. No puedo aguantarlo en absoluto. Y lo triste es que sigues cayendo en ello de vez en cuando. Es una puta tragedia que se entromete en el camino de todo lo que haces. Te haces mayor, y sigues derivando hacia ello ocasionalmente, casi sin darte cuenta, y cada vez es peor, y peor, y peor, y no puedes evitarlo. Ya no tengo las visiones idealizadas de ese mundo que podía tener antes, solo veo las partes oscuras, el aburrimiento, lo estúpido que es todo el ritual. Levantarte, trabajar, ir a casa y pegarte el pasote cada fin de semana. O sea, todavía siento el impulso de ir al pub cada viernes noche, no puedo evitarlo. ¿Qué coño estoy haciendo, eh? Tengo una familia, no tendría por qué salir así. De algún modo te dices que tienes que salir, que eso es lo que te define. Por otro lado, todo esto me ha enriquecido, he hecho que esos impulsos trabajaran a mi favor. Sentirme así es lo que me ayuda a crear esa música que siempre había querido crear. No lo había planeado así, simplemente me vi en esas situaciones de constante decepción por lo que sucedía, y eso me impulsó a escribir sobre ello.
La máxima ironía es que un grupo como vosotros haya acabado siendo Disco del Mes en Mojo. Al lado de The Horrors, uno de los grupos más pijos y odiosos del planeta. ¡Y en un número que tenía al Definitely Maybe de Oasis como Reedición del Mes!
(Ríe) Cuando el editor me lo contó me quedé un poco descolocado. Pero los del Mojo son amantes de la música, y como tales sienten una conexión genuina con el pasado. Joder, es obvio: la puta revista está alfombrada de puto pasado. Pero son gente que ama la música y que a la vez tiene la intención de vivir de ella mensualmente. Yo soy igual, no vamos a engañarnos. Por tanto, no me preocupa especialmente qué revista hable de nosotros, mientras lo hagan y eso me permita seguir haciendo lo que hago. Bueno, a no ser que sea el Hitler Weekly o algo así (ríe). Así que si aparece una foto de The Horrors al lado de la nuestra… Qué vas a hacerle. Es la típica mierdecilla pomposa de moda. Lo peor de The Horrors no solo es la pretenciosidad, o las gilipolleces que dicen, sino también que no experimentan en absoluto. Y que son todo ego y dinero: el peinado adecuado, la ropa adecuada, la foto en que aparecen con una modelo famosa…
Citando a Syd Barrett, por si acaso.
Qué puta chorrada. Qué chorrada más increíble, te lo juro. Dios santo, ¿cuantas bandas más necesitamos que afirmen que su influencia es Pink Floyd? Ya está bien. No es necesario. Ya se ha hecho hasta el puto aburrimiento. Pero de repente te encuentras con bandas que sí son interesantes. The Brian Jonestown Massacre. Fui a verles el otro día, venciendo mi natural pereza. Tampoco que es que saquen álbum cada año, así que pensé que merecía la pena el esfuerzo. Y así fue. Me impresionaron mucho. Lo normal es pensar que no puedes hacer nada nuevo con música de guitarras, pero de golpe ves que alguien lo consigue. Y esta es gente que lleva lo del pasado de blasón, o sea que también es posible hacer algo interesante tirando del pasado. Lo que sucede con el resto de grupos es que son holgazanes. Eso es lo que son. Putos holgazanes, y arrogantes, y mentirosos.
Sleaford Mods es un grupo no tradicional, pero si atiendes puedes escuchar algún eco tenue del pasado: el abatimiento de The Specials en “Ghost town” puede intuirse en “Showboat”, por ejemplo.
Claro. Esa es la música de mi adolescencia. Pero lo he hecho sin ser muy consciente de ello, y aplicándolo a elementos con los que no lo asociarías, cosas que no acostumbran a ir juntas. Eso no me hace sentir mal. Podría estar soltando “All or nothing” y no sentirme culpable, porque la mezcla sería inusual. No me importa que se perciban ecos de cosas así. Esas cosas, fraseos de éxitos pop y tal, aparecen en mis letras constantemente. No tengo nada en contra de un pequeño guiño de vez en cuando.
Aún recuerdo cuando el NME dijo a mediados de los noventa que Oasis eran los nuevos Specials. Casi me caigo de culo.
Joder, no recordaba eso. Eso sí que es mierda pura. No existe ninguna conexión. Menuda basura. Para empezar, los Specials eran mucho más inteligentes que Oasis. No negaré que los segundos tenían algo cuando empezaron, durante unos segundos. Pero esas letras… Noel Gallagher no puede escribir letras decentes ni amenazado de muerte, es un letrista inmundo. También se rodearon desde el principio de hombres de negocios y compañías que estaban dispuestos a todo con tal de hacer dinero a su costa, y por eso toda esa gente iba por ahí diciendo que eran grandes. Si tu esperanza es forrarte con ellos, qué otra cosa vas a decir. Pero esa gente, Oasis, son culpables. Se han forrado, forrado de veras, a costa de la gente de clase obrera, pero lo que han dado a cambio ha sido muy poco. Y las cosas que decían… Eran locuras.
Algunas de las lecturas que haces de la clase obrera me recuerdan al Chavs de Owen Jones.
Sí, ese libro fue una influencia. Lo leí cuando salió, hace unos años. Y cuando lo terminé me leí un montón más: Marcuse, Debord y los situacionistas, la escuela de Frankfurt… Aunque también estoy en desacuerdo con muchas cosas de las que dice Own Jones. Él es un izquierdista verdadero y concienciado, y yo no creo en todas esas cosas, si quieres que te diga la verdad.
Si existe algún tipo de música chav (con perdón), vosotros podríais estar fabricándola.
Por supuesto. No concibo la música sin un elemento de rabia, de violencia, aunque sea solo violencia teatral o lírica, y esa rabia viene de la situación en la que te encuentras, de la injusticia y las traiciones. Las canciones tienen que intentar describir la realidad de algún modo, explicar qué es lo que está sucediendo. No veo que nadie lo haga. No veo que nadie esté explicando lo que sucede. Escucho lo que dicen los artistas de R&B negro, que es una música que me gusta, y me dan ganas de vomitar. Hablan de un mundo que no existe, y eso me cabrea. Iros a la mierda, tíos. Iros a la mierda con vuestro mundo de fantasía.
En tus canciones hablas de empleos espantosos y lo que sucede en ellos, pero quizás algún día abandones tu trabajo regular para dedicarte solo a la música. Una vez lo hagas, por supuesto, empezará a venir gente a decirte que ya no eres de clase obrera porque no estás sudando en la cadena de montaje.
Eso es muy naíf. Muy naíf. Y, en efecto, ya hay gente que me lo está diciendo. Que cuando deje de trabajar no tendré temas para las letras. Por Dios. ¿Has escuchado el puto disco? No va solo de trabajar. Habla de todo, de todo lo que me preocupa, del lugar donde vivimos. Y además, ¿cuántos discos puede uno escribir sobre puto trabajo? No quiero regodearme en ello. No quiero acabar como todas esas putas bandas punk de los ochenta que ahora tocan en pubs para treinta colegas y todavía están diciendo las mismas cosas sobre lo mismo, desde el mismo punto de vista que cuando tenían diecisiete años.
Como GBH, o Abrasive Wheels.
Sí, ese rollo. O sea, no quiero meterme con ellos, supongo que está bien si lo que quieres es tomarte una pinta con los colegas y hablar de peleas con skins, pero lo de repetir todos esos slogans no te reportará ninguna mejora, no es algo que infunda mucho respeto. La única forma de hacerlo es mirar y remirar las cosas de manera objetiva, y cambiar tu perspectiva, y luego ponerlo de algún modo creativo. Y eso es un proceso muy largo.
Me parece una imposición bastante chocante, por no decir obscena, eso de que tengas que ser siempre pobre y estar en un curro de mierda para ser un “auténtico” miembro de la clase obrera.
Son chorradas. Tiene que existir una forma de hacer esto y que no comprometa lo que piensas, y que encima te permita sacar algo más de dinero y de satisfacción que desempeñando un empleo común, que te permita vivir mejor, y darle a tu familia algo mejor, un piso algo mejor, mejores estándares de vida. Si no es así, dejaré de hacerlo, claro. Pero este es un viaje muy largo. Tienes que tener razones mejores para hacer todo esto que el éxito o el ego. Tiene que haber una idea, una idea para la música. Hemos empezado a grabar maquetas para un nuevo trabajo hace poco, y me he convertido en un cabrón horrible, y vuelvo a estar preocupado por todo, y todo lo que veo me da asco.
Tu visión no es muy optimista, ¿verdad?
No. No hay esperanza. Yo no la veo. No te permiten que la tengas, vaya. Hace poco me leí un libro llamado Capitalist Realism, de Mark Fisher, quien normalmente colabora en la revista Wire, y debo admitir que ese libro me dio algo de esperanza, me dio fe; algo que no sucede a menudo, créeme. Por norma general, todo lo que veo es hormigón. Un panorama de hormigón y cerveza (ríe). No veo que esto pueda cambiar. Es horrible.
Me inundó la euforia cuando vi que en Mojo defendías el álbum Suburban Rebels de The Business, y lo citabas como influencia clara en Sleaford Mods. Nadie tiene pelotas para defender a los grupos de Oi!
Eran un gran grupo. Y de fachas no tenían un pelo. Eran una sólida gran banda skinhead, y punto. Ese puto disco es brillante. Es crudo como nada, pero tiene momentos de gran belleza, de auténtica belleza. Eran buenos compositores, además.
Me tomo como algo personal que ese primer álbum de The Business sea considerado inferior a los primeros Joy Division o otros grupos de post-punk.
Lo único que hicieron Joy Division fue darle un toque más atmosférico a lo que hacían, envolverlo todo de una capa de penumbra y melancolía, y bautizar las canciones con títulos más abstractos. Pero, y esto es lo importante, lo que hacían no era más inteligente que lo que hacían The Business. Y por otro lado mira a los antiguos miembros de Joy Division, qué pandilla de capullazos. Peter Hook, por Dios. Por otro lado ahí tienes a Mickey Fitz, aún tocando cada viernes para los mismos cincuenta skins. Joder, eso si es convicción. Necesitas convicción para seguir haciendo algo así.
Tal vez te hayan hecho ya esta pregunta: Con la de insultos que repartes, ¿no temes que te arreen un taburetazo en la nuca un día de estos?
No, la verdad.
No hablo de Weller, que ya está viejito. Me refiero a algún joven enfurecido.
No. Pelearse es una cosa muy fea, muy poca gente tiene ganas de violencia, y por supuesto la gente que más te critica es la que menos pelea. Las veces que me he pegado con alguien ha sido una experiencia absolutamente entristecedora. No hay tanta gente en el mundo capaz de venir a arrearte un puñetazo. Mucha gente sí es capaz de venir a escupirte insultos, y ser verbalmente abusivos, pero la experiencia me ha enseñado que la gente en general no tiene ganas de meterse en peleas. Aunque Noel Gallagher viniese a por mí, ¿qué iba a decirme? ¿”Te equivocas”? Está claro que no me equivoco, ¿verdad? Eres un puto gilipollas. Un puto gilipollas que ha robado a la gente, y lo has disfrazado con tus delirios de esa creatividad que la providencia te ha otorgado. No puedes negar lo que digo. Puedes decir que no te gusta, pero no decir que miento. Joder, me gustaría no tener que hablar de esto siempre, pero no me dejan. Preferiría ser Neil Young y hablar de otras cosas, pero la estupidez de esa gente no me lo permite.
(Entrevista publicada originalmente en el Rockdelux de octubre 2014. Esta es la versión sin editar con 4 páginas extra y una porrada de preguntas inéditas. De postre pueden ir a la página web de Rockdelux y leer la lista que nos dio Jason de sus 5 discos más odiados, que es también muy molante)