Soy yo hablando de libros durante muchas horas, y sacándome de la manga con gran soltura una teoría para justificar lo que me gusta y lo que no. Yo tengo razón y los demás están equivocados, que se dice en Calvin & Hobbes.
Pueden ver de qué va la cosa aquí. Apuntarse en el mismo sitio. La cosa da inicio a mitades de enero del 2016, y tiene lugar en el Ateneu Barcelonès.
Esta es la perorata demagógica que he pergeñado para atrapar a los más incautos de ustedes:
«¿Canon? ¿Qué canon? Precisamente. Este curso de Kiko Amat busca establecer (o, cuanto menos, mostrar) un canon alternativo. Un universo paralelo donde Henry Fielding es más importante que Flaubert, donde Limónov le arrea una patada en el trasero a Philip Roth y en el que campan a sus anchas humoristas, rebeldes, chiflados, freaks y rockandrollers. Y aún peor: científicos. Porque el canon es personal por definición. Porque se trata de cómo te afectan las cosas. Porque el humor es el rasgo más elevado de la condición humana (y la literaria). Porque nos gusta la emoción, no el posmodernismo. Porque nos gusta la frase limpia y dura, no el galimatías afectado. Porque nos gustan las tramas y los personajes, y en nuestra casa los modernistas nunca pusieron los pies. Porque en los suplementos culturales siempre se habla de los mismos. Porque la Alta Cultura no es necesariamente nuestra cultura. Porque queremos rescatar a los olvidados, a los que terminaron mal, a los que no fueron incorporados al canon de la cultura seria, a los que se arrearon el morrón y a los que hacen reír. A los no-afectados y a los no-pomposos.
Bienvenidos al anti-canon.»
Hablaré, ya podrían imaginárselo (mis convicciones lectoras son más firmes que la determinación no-industrial de un amish) de John Fante, JP Donleavy, Don Carpenter, Ed Bunker, Malcolm Braly, Harry Crews, David Nobbs, Richard Brautigan, Ken Kesey, Joe Heller, Nelson Algren, Kurt Vonnegut, Hubert Selby Jr., Richard Price, Jim Dodge, Keith Waterhouse, Evelyn Waugh (pre-catolicismo), Wodehouse y un largo etcétera (que incluye a algunos escritores patrios, que sí). Y también de mí mismo, oh, ese lamentable bípedo ventoseante.
Hagan el favor de apuntarse, porque:
a) De otro modo seré yo hablando solo en una aula sobre-calefactada.
b) Tengo hijos que piden pan y zapatos con suela.
c) Será la mar de divertido, no hay exámenes y no me molestaré si algún día hacen rabona (con una excusa plausible).