«Me pasó una cosa curiosa: después de casarnos, Emily fue y se hizo la depilación definitiva, y luego se pilló una serie de amantes, y entonces hubo un día que descubrí que yo era algo así como el centésimo primero en ver el resultado. Y eso me destrozó. Pero, para ser justos, yo me había ido a Irak. Y, para ser justos, nuestro matrimonio era una mentira. A lo mejor pensó que me matarían y que no llegaría a enterarse.
Durante los últimos tres meses en el Ejército, allí en Texas, estuve bebiendo dos botellas de ginebra por noche. Cagaba sangre. Me tiraba pedos de sangre. Me hacía pajas en los lavabos, y todo eso no me hacía sentir demasiado bien.
Volví a casa por Navidad y conocí a una chica; me dijo que tenía la regla, así que me hizo una cubana, y yo mientras me quería morir. Me dijo: «¿Te importa no darme en la cara con la polla?».
Me volví a Texas y la cosa mejoró un poco. La gente sabía lo que era eso. Y había un montón de gente allí a la que se le iba la pinza, así que Texas estaba bien: no tenías la sensación de estar tan jodido mientras estuvieras allí.
Pero entonces me largué del Ejército; mi tiempo había terminado. Y uno podría pensar que estaba todo bien, pero no estaba todo bien. Me sentía como si estuviese abandonando a los míos. En realidad, les importaba una mierda que me largara o no, pero en el momento eso es lo que sentí, que estaba abandonando a los míos. Pensé: A lo mejor tendría que quedarme.
Pero no me quedé. Me marché. Los cabrones me hicieron entrar en la Guardia Nacional antes de soltarme, pero me soltaron y yo me piré. Me volví a Ohio. Hice una parada en Elba de camino. Emily quería el divorcio. Así que nos divorciamos y luego me volví a casa. Tenía algo de dinero y empecé a ponerme hasta el culo de drogas. Pensaba que si tenía algo de dinero, bastante como para ponerme hasta el culo de drogas, entonces podía hacerlo y algo bueno acabaría por ocurrir. Lo que ocurrió fue que una vez, en marzo, me metí coca y llamé a Emily en plena noche, y le dije:
–Te perdono. Te necesito tanto… ¿Te estás follando a alguien ahora mismo? Me da igual lo que hicieras. No lo mencionaré. Pero no creo que pueda hacer esto sin ti.
–¿Qué quieres decir?
–¿Te lo tengo que deletrear, joder?
Yo tenía alquilado un apartamento en Coventry Road, en Cleveland Heights, y Emily se mudó la primera semana de abril e intentó vivir conmigo. Acababa de licenciarse con honores y era preciosa y brillante así que, en fin, yo puse todo de mi puta parte. Compré unos estúpidos muebles. Pensé, esto es lo que hace la gente cuando sienta la cabeza. Llevé a Emily al teatro, y le compré un vestido para llevar. Fue y lo cambió por otro, y se lo puso, y yo me puse el único traje que tenía y nos tomamos unos trankis de 1 mg y nos fuimos al teatro. Era un show de una sola actriz sobre Ella Fitzgerald. Había comprado las entradas con mucha antelación. A Emily le gustaba muchísimo Ella Fitzgerald. Total, que llegamos allí y éramos los únicos que íbamos arreglados. Había un montón de gente de zonas residenciales, de mediana edad y también mayores, y llevaban todos ropa de L.L. Bean y esas mierdas. Gente de mediana edad con dinero, y no eran capaces de ponerse una puta americana o algo. Daban ganas de vomitarles encima. Esta era la vida por la que habíamos luchado. El espectáculo estuvo bien. Luego Emily y yo nos volvimos a casa, y tomamos algún otro tranki y nos desmayamos y nos fuimos a dormir, y James Lightfoot probó a llamarme, pero yo no oí el teléfono, y esa fue la noche en la que lo arrestaron por intentar colarse en mi edificio de apartamentos, solo que no era mi edificio de apartamentos; se había intentado colar en el edificio equivocado. Los polis le encontraron un cuchillo. Y había drogas de por medio.»
Cherry
NICO WALKER
Literatura Random House, 2020 (editado originalmente por Random House USA, 2018)
352 págs.
Traducción de Inga Pellissa Díaz