Cosas Que Leo #53: EL JARDINERO NOCTURNO, George Pelecanos

“Holiday miraba fijamente su copa. Bebió un sorbo y luego otro antes de dejarla sobre la barra. No debería haber ido al escenario del crimen. Había sido curiosidad, nada más.

– Cuéntanos algo, Doc -pidió Jerry Fink

– Nada que contar -replicó Holiday. Ni siquiera recordaba cómo se llamaba la mujer que se había tirado la noche anterior.

Bob Bonano volvió de la jukebox. Acababa de echar unas monedas y ahora se bamboleaba al ritmo de la lastimera armónica y los primeros compases solemnes de In the Ghetto.

– Elvis -dijo Jerry Fink-. Intentando hacer crítica social. Alguien le engañó y le hizo creer que era Dylan.

– Sí, pero ¿de quién es esta versión? -preguntó Bonano.

Una mujer empezó a cantar el primer verso. Fink y Bradley West, sentados junto a Holiday, cerraron los ojos.

– Es la titi esa que cantaba Band of Gold -dijo Jerry Fink.

– No -dijo Bonano.

Holiday no atendía a la canción. Estaba pensando en Gus Ramone, junto al cuerpo del chico. Tenía una guasa del carajo que le hubieran encargado el caso a Ramone.

– Hizo también esa canción de Vietnam -declaró West- Bring the boys home, ¿no?

– Esa era Freda Payne, y me da igual lo que hiciera -replicó Bonano. Sacudió un paquete de Marlboro Light hasta que sobresalió un cigarrillo -No es ésta.

Holiday se preguntó si Ramone se habría dado cuenta de que el nombre del chico, Asa, se escribía igual al derecho y al revés. El nombre era un palíndromo de esos.

– Entonces, ¿quién es, so listo? -preguntó Fink.

– Candi Stanton- Bonano encendió el cigarrillo.

– Lo sabes porque lo has leído en la juke.

– A ver, por un dólar -dijo Bonano, ignorando a Fink-, ¿cuál fue el mayor éxito de Candi Stanton?

Holiday se preguntó si Ramone habría relacionado al chico con las otras víctimas con nombres palíndromos. Todos eran adolescentes, a todos los mataron de un tiro en la cabeza y los encontraron en jardines comunitarios en torno a la ciudad.

Ramone era bastante buen policía, aunque su empeño en seguir siempre las normas constituía un obstáculo. No tenía ni comparación con el policía que él mismo había sido. Le faltaba el don de comunicación de Holiday, para empezar. Y todos los años que Ramone pasó en Asuntos Internos, trabajando casi siempre detrás de una mesa, no le habían hecho ningún bien.

– Ni idea -dijo Fink.

Young hearts run free -contestó Bonano con una sonrisa de satisfacción.

– Querrás decir Young dicks swing free -dijo Fink.

– ¿Cómo?

– Es un tema disco de ésos. Te tenía que gustar -repuso Fink.

– Yo no he dicho que me gustara. Y me debes un dólar, judío de mierda.

– No tengo un dólar.

Bonano le dio una colleja.

– Pues, entonces, toma.

Holiday apuró la bebida y dejó el dinero en la barra.

– ¿A qué viene tanta prisa, Doc? -preguntó West.

– Tengo trabajo -contestó Holiday.”

El jardinero nocturno

GEORGE PELECANOS

B de Bolsillo, 2013 (publicada originalmente como The Night Gardener en 2006)

376 págs.

Traducción de Sonia Tapia.