1) Letra torcida, letra torcida, Tom Franklin (Dirty Works)
Directo a mi top eterno de grit lit, y uno de los mejores títulos de Dirty Works hasta la fecha (lo cual es mucho decir). Tan bueno y adictivo y enérgico y sobriamente narrado como el Padre e Hijo o el Joe de Larry Brown. Un jodido Mystic River para hillbillies (sin pedofilia, pero con muertes). Si solo van a comprar un libro en Sant Jordi, debería ser este.
2) Gordo de feria, Esther García Llovet (Anagrama)
La narradora más original y guay y breve (160 páginas, y es uno de los largos) de España en estos momentos. Gordo de feria está destinado a ser uno de mis 10 libros favoritos del año. Este va de un proto-gordo a quien le encargan suplantar a un humorista célebre. En Madrid, claro. Soy muy Llovetista, y quiero cantárselo al mundo.
3) Lejos del bosque, Chris Offutt (Sajalín)
“–¿De dónde eres?
–De Kentucky.
–¿De qué parte?
–De la parte de la que se va la gente.”
Otra impepinable obra de Offutt, persuasivo poeta de la white trash y escritor preferido de quienes no terminamos el instituto, esta vez en colección de relatos. Prácticas de tiro con tu viejo, montañas de Kentucky, “lápidas como dientes”, gente recia, ciervos despiezados, camioneros y cogorzas trágicas.
4) Un par de cómicos, Don Carpenter (Sexto Piso)
Primera novela de la “trilogía de Hollywood” de Don Carpenter, que siempre ha sido de mis lecturas favoritas. Narra la historia (casi bromance) de un dúo cómico entre Tinseltown y Las Vegas. Piensen en The Bad & the beautiful o Sunset Boulevard (las tripas salaces y crueles de Hollywood) pero con pareja humorística dedicándose a lo suyo (el oficio y la farra) en el cénit de su carrera.
5) Por qué haría yo, Mary Robison (Malas Tierras)
Mary Robison demuestra aquí que el mejor antídoto contra el peñazo literario es cortar lo sobrante. Una novela hiperrealista, oscura y ultradivertida, hecha con armazón y puro músculo, 100% exenta de grasa o cháchara, sobre neurosis, trauma y maternidad arruinada. Como si Renata Adler fuese una madre cincuentona en pleno brote maníaco.
6) Starlust, Fred Vermorel (Contra)
El autor de uno de los libros canónicos sobre los Sex Pistols (Sex Pistols: The inside story, de 1978) entrega aquí una simpar historia oral. Piensen en Nam, pero con stalking, grupis, cartas de amor a rockstars, cartas guarras a rockstars, pósters púberes de rockstars y absoluta obsesión adolescente por las rockstars. Un clásico de cultura pop, narrado mediante las (aullantes) voces de las fans. Incluye prólogo de Pete Townshend.
7) Un año en la vida de Johnsey Cunliffe, Donal Ryan (Sajalín)
Otra vuelta de tuerca a la historia de granjero tonto-del-pueblo a quien el villorrio entero matonea o intenta timar, esta vez en el marco de la Irlanda más rural y cerril. La sección del hospital me recordó (de nuevo) a Larry Brown. Gran voz narradora. Y contiene más humor que Corazón giratorio.
8) H.P. Lovecraft, Michel Houellebecq (Anagrama)
Una glosa de fan ilustrado que nos recuerda por qué Lovecraft fue uno de los autores más alucinantes, flipados, originales, visionarios y gloriosamente imperfectos de la creación. Super-recomendable para seguidores de Lovecraft (¿y, supongo, Houellebecq?), maestro supremo del odio, el miedo y la imaginación enciclopédica.
*** Pueden encontrar la versión bellamente maquetada de este Top 8 en el Instagram de @100patadas, cortesía del imagemaister Benja Villegas. Incluye foto del autor haciendo el mong.