“Como en el caso de Polly Nichols, tampoco existen pruebas fiables que sugieran que Annie Chapman trabajaba como prostituta o se identificara con la profesión. Contrariamente a las imágenes noveladas de las víctimas del Destripador, ella nunca “hizo la calle” con un corsé y mejillas coloreadas lanzando miradas provocativas desde una farola. Nunca perteneció a un burdel ni tuvo un chulo. Tampoco hay pruebas de que la detuvieran o la arrestaran siquiera por su conducta. A partir de “investigaciones hechas entre mujeres de la misma clase (…) en pubs de la localidad”, la policía no pudo encontrar un solo testigo que pudiera confirmar que estuviera entre las filas de las que vendrían sexo”.
Las cinco mujeres; las vidas olvidadas de las víctimas de Jack El Destripador
HALLIE RUBENHOLD
Roca Editorial, 2020
362 págs.
Traducción de Mónica Rubio