Ring literario #19: Tom Wolfe vs. Updike, Mailer e Irving.

Este es el último ring literario. Me quedé en un número impar y raro, 19, pero es lo que hay. Cuando la cosa vuelva a pagarse digno, regresaré. No con nuevos rings, eso ya terminó, pero con cualquier otra serie. Espero que les agrade. Empieza prometedor.

Ring literario #18: Salman Rushdie vs. John Updike

Este es el penúltimo Ring literario que realicé para El Periódico de Catalunya. Ahora, y hasta nueva orden, no escribo para ellos, pero me encantará volver a hacerlo cuando los vientos soplen en otra dirección y encontremos the answer my friend y toda esa mierda, y las tarifas que se pagan a los escritores vuelvan a su estado previral.

Me gustaba mucho escribir allí, como me gustaba que me dejaran hacer lo que me dejaban hacer (cualquier locura, como atestigua el Ring Literario) y el intercambio de pareceres que tenía lugar con mi redactor jefe de entonces, Ramon Vendrell.

Me reí mucho escribiendo este ring, en concreto. Carcajadas, aunque me avergüence afirmarlo. Pocas cosas (en mi vida) me divierten tanto como escribir paridas monumentales y meterme con la cultura seria. Creo que también había un algo de «cuál es el límite de salvajada punible por la ley que puedo decir en prensa oficial sin que me llamen al orden». En el eden de libertad que era El Periódico, y a juzgar por este ring literario, tal límite no existía. O no me dio tiempo a cruzarlo (aquí se intuye que el aumento de violencia va a ser geométrico; quién sabe lo que podría haber dicho en el ring #20 que nunca escribí).

En fin. Aquí se lo dejo para que ustedes lo disfruten.

Ring Literario #17: Bret Easton Ellis vs. David Foster Wallace

Uno de mis rings predilectos. Este de aquí. No por el pique como tal, que es una nadería, sino por mi texto (se nota que lo pasé particularmente bien escribiéndolo). Donde Bret Con Una T realiza el equivalente de mingitar (de noche) sobre la tumba del enemigo al calumniar a su difunto rival, DFW, por p*** Twitter.

Como siempre, en El Periódico de Catalunya.

Por cierto: se me empiezan a terminar los piques literarios históricos. Lanzo desde aquí una invitación a todos los escritores, especialmente los españoles, para inaugurar algún pique nuevo, desenterrar algún agravio generacional, rememorar odio ancestral a vaca sagrada, por nimios que sean.

Ring literario #16: Gertrude Stein vs. James Joyce

La civilización se tambalea, pero el cachondeo no cesa. Desde el catorceavo día de confinamiento pandemil (debo ser el único tío del país que está haciendo vida seminormal) les mando esta nueva entrega del Ring literario. Donde una coleccionista trapezoidal veta en su tertulia parisina a James «yo ya me entiendo» Joyce. El mundo entero contiene el aliento

Espero que la disfruten y les sirva para pasar unos minutos de asueto sin visiones apocalípticas.

Stiff upper lip, y todo eso.

Ring literario #15: Marcel Proust vs. Jean Lorrain

Un autor decadente francés reta a un duelo a un crítico decadente francés por haberle outeado ante todo París. Su justa termina en algo sacado de Agárralo como puedas. Lean esta didáctica y desopilante nueva entrega del ring literario acá. Son tiempos árduos, pero de cachondeo pasan mejor.

Ring Literario #13: Mark Twain vs. Brett Harte

En el que van dos autores (uno mucho más brillante que el otro) y se hacen amigos y se ponen a escribir una obra de teatro juntos y todo se va a la remierda.

Brett Harte (izq.) y Mark Twain (dcha.). Subalterno y BOSS (está todo en los ojos)

Cuando dos escritores intiman suele invadirles al poco tiempo la compulsión de colaborar artísticamente, como si lo de mantenerse en términos amistosos no fuese suficiente milagro. Haruki Murakami siempre dice que dos literatos no pueden ser amigos, y el caso de Brett Harte y Mark Twain parece darle la razón.

Harte era el mayor: poeta, periodista, cuentista y editor del magacín donde colaboraba el joven Twain. Este, lenguaraz de biografía exótica y carácter indócil, admitía que Harte pulió su estilo y le hizo pasar de “torpe productor de groserías grotescas” a escritor. Deberle cosas a la gente es una mala casilla de salida, que no puede sino emponzoñarse cuando uno de los dos (Twain) es mucho mejor que el otro, y encima la pareja, embriagada por el bromance, decide adaptar un poema del malo (Harte) a obra de teatro. Y a dos manos.

La idea era una mierda, pero aún podía remenarse para que hiciese más pudor. En 1876, en pleno proceso de redacción, Harte le pidió un cuantioso préstamo a su socio. Twain le contestó que ni en broma, y añadió que máximo podría pagarle 25$ por semana para escribir con él una nueva obra. Harte, en un raro momento de aplomo, se limpió el trasero con la oferta.

Desde ese momento, los examigos cesaron de estar en lugares a la vez. Lo que habían pergeñado a desgana (Ah Sin, una floja comedieta sobre racismo anti-chino) se ensayó con la presencia de Harte y la ausencia de Twain. La première fue justo lo contrario. Daba igual quien estuviese. La obra se la pegó, como el hijo no deseado que era.

Esta historia podía haber terminado ahí, pero Twain quería venganza. Por sus rictus de cómico estupor, lectores, deduzco que no son ustedes novelistas; pues lo que hizo MT a continuación se antoja, desde mi punto de vista, de lo más razonable. Escribió al presidente de la nación, James Garfield, para impedir que le otorgase a Harte un puesto diplomático (“Harte es un mentiroso, un ladrón, un estafador, un snob, un borracho, un gorrón, un tramposo y traidor hasta la médula”). Le dijo a un periodista que Harte no tenía conciencia, y que “le pediría los ahorros de toda la vida a una lavandera”. A Henry James, quien preguntó sobre el innombrable, solo le contestó: “Sí, conozco al hijo de perra”. Harte murió en 1902, pero Twain fue incapaz de permitirle descansar en paz y aplicó sus temblonas nalgas a la fría lápida, afirmando en sus memorias que, aunque Harte “le cayó bien al principio”, luego vio que era “malo, malo de verdad (…), carecía de conciencia y sentimientos”.

Ustedes se preguntarán qué hizo Harte a lo largo de veintiséis años de vilipendio. Pues mantuvo lo que muchos críticos literarios definen como “digno silencio”, pero que en mi pueblo siempre hemos llamado de otro modo. Harte es, hoy en día, el típico autor passé que solo resucita fugazmente en escritos mofantes. Como el que acaban de leer. Kiko Amat

(La treceava entrega del Ring Literario, por alguna razón misteriosa, salió en papel pero no online, así que carece de link. La cuelgo aquí entera para que tengan ustedes toda la cole. Hallarán el resto de rings en la versión web de El Periódico de Catalunya)

Ring literario #12: Valle-Inclán vs. Manuel Bueno

La entrega número doce, para su cómico solaz. Incluye cangrenas, botellazos, protonazis, duelos y vinazo deleznable. Siempre para El Periódico de Catalunya.

Seis rings literarios seis

Llevo tanto tiempo sin publicar entradas que se me han acumulado los rings literarios. Ooopsie.

En el interín he publicado seis de ellos, panzada de leerlos se van a pegar:

#5 Ernest Hemingway vs William Faulkner

#6 Charles Dickens vs. Hans Christian Andersen

#7 Mario Vargas llosa vs Gabriel García Márquez

#8 Mary McCarthy vs Lillian Hellman

#9 Camilo José Cela vs Antonio Muñoz Molina

#10 Tibor Fischer vs Martin Amis

En El Periódico, claro está.

Piques literarios #1: Jean Paul Sartre vs. Albert Camus

Camus (izquierda) y Sartre.

Esto es una nueva sección fija que he inaugurado en El Periódico de Catalunya.Se llama (de momento) Piques Literarios.

Va sobre litigios literarios, como imaginan. Autores hostiándose entre ellos, ciscándose (en el otro) y cismándose. Ex amigos y colaboradores y revisadores de manuscrito ajeno que de repente se odian con una animosidad fratricida. Ex socios en lo novelístico que cortan y en lo venidero solo se desean muertes lentas y dolorosas, grandes fracasos editoriales, cánceres y accidentes automovilísticos. Copiones y copiados. Cabrones y apocados. Fieles y adúlteros. Viejos y jóvenes. Modernistas y anti-modernistas. Guapos y feos.

Léanla, rían, jaleen, aquí.