Cosas Que Leo #78: WHITE TRASH, Nancy Isenberg

“¿Qué era lo que confería un carácter tan peculiar a esa ridícula ralea? Sus inherentes defectos físicos. En las descripciones de mediados del siglo XIX, los habitantes de los médanos y los comearcillas, demacrados y envueltos en harapos, eran sujetos dignos de atención clínica, rodeados de hijos deformes y prematuramente envejecidos a los que el hambre distendía la panza. Quienes les observaban con ánimo diagnóstico trataban de leer más allá de sus rostros mugrientos y resaltaban la espectral tonalidad blancoamarillenta de la piel de los blancos pobres (color al que daban el nombre de “sebáceo”). Con sus cabellos de un blanco algodonoso y su piel de cera, estos extraños seres, en los que a duras penas se reconocía la condición de miembros del género humano, acabaron metidos en el mismo saco que los albinos. Claros productos de la endogamia, estos desdichados terminaban de echarse a perder por su doble adicción al alcohol y la miseria (…). La escoria blanca del sur quedó así clasificada como “raza” y se resaltó la circunstancia de que sus ejemplares podían transmitir horrendos rasgos a su descendencia, lo que eliminaba toda posibilidad de progreso o movilidad social.”

White trash; los ignorados 400 años de historia de las clases sociales estadounidenses

NANCY ISENBERG

Capitán Swing, 2020

710 págs.

Traducción de Tomás Fernández Aúz.

Cosas Que Leo #76: HILLBILLY, UNA ELEGÍA RURAL, J.D. Vance

“Así que no escribí este libro porque haya logrado algo extraordinario. Escribí este libro porque he logrado algo bastante ordinario, cosa que no les sucede a la mayoría de los chicos que crecieron como yo. Porque yo crecí siendo pobre siendo pobre en el cinturón del Óxido, en un pueblo acerero de Ohio que ha estado perdiendo puestos de trabajo y esperanzas desde que tengo memoria. Por decirlo suavemente, tengo una relación compleja con mis padres, y mi madre ha luchado contra las adicciones durante casi toda mi vida. Mis abuelos, ninguno de los cuales acabó la educación secundaria, me educaron, y sólo algunos parientes lejanos fueron a la universidad. Las estadísticas dicen que los chicos como yo tienen un futuro lúgubre; que si tienen buena suerte lograrán no depender de las prestaciones sociales, y que si tienen mala suerte morirán de una sobredosis de heroína, como les sucedió a docenas en mi pequeño pueblo solo el año pasado.

Yo era uno de esos chicos con un futuro lúgubre. Casi dejé el instituto. Casi me dejé llevar por la ira profunda, por el resentimiento que sentía todo el mundo a mi alrededor”.

Hillbilly, una elegía rural

J.D. VANCE

Deusto, 2017 (publicado originalmente como Hillbilly Elegy en 2016)

251 págs.

Traducción de Ramón González Ferriz