Los tres primeros discos de BB Sin Sed me pirran. Este hitacle inapelable es del segundo, Sed de sed (Tres Cipreses, 1989). Me recuerda mucho a otro favorito juvenil mío, el «Sufro por ti» de La Granja.
Bb Sin Sed no eran favoritos juveniles míos, exactamente, porque a pesar de que sonaban todo el día en los garitos playeros del Baix Llobregat, y cada vez que ponían una canción suya yo notaba como mi pie derecho se disparaba en traicionero compás, en mi adolescencia yo le otorgaba una importancia capital a determinados asuntos estéticos (no hablo solo de ropa; hablo de conceptos) y en aquel momento me resultaba imposible ignorar el aspecto Pantalones De Cuero de la banda. Para mi aquello era, precisamente, una cuestión de fe. O creías en los jarales de cuero o no. Yo pertenecía a la segunda opción. BB Sin Sed no solo eran de la primera, y por tanto no escondían su querencia por ese particular modelo de pantacas, sino que encima cantaban sobre ello sin complejos (en «A ella no le gusta el rock’n’roll»: «querías hacerme el cuero dejar». Auch).
A los pocos años se me pasaron las manías. Desde entonces me dio igual si llevaban pantalones de cuero, trajes de lagarterana o lederhosen bávaros. Yo no les hice el cuero dejar. Y todavía me pirran (y escucho a menudo) esos tres primeros discos. Y BB Sin Sed, para colmo, eran del Vallès, vecinos de extrarradio, y por tanto primos espirituales.
El músico pop Miqui Puig (del Vallès massive) comparte mi debilidad por ellos (a él el asunto leather pants le importaba un carajo ya entonces), como demostró al versionar «Fenomenal» en el EP Homenaje a Barcelona (2010) y cantar las virtudes del del Casa Doce (Discmedi 1991) cada vez que era interpelado (sobre eso o cualquier otra cosa).