La introducción a la lista:
Sant Jordi ya está aquí. Ding-dong-dang. Este año se parece más al chaval incomunicado de aliento exangüe que protagonizaba El chico de la burbuja que a la festividad gallarda y populosa y alcoholizada (esto último tal vez era solo yo) que conocíamos, pero el espíritu permanece. El espíritu es que hay que comprar libros para que los escritores podamos mantener nuestro tren de vida de pantalones de pijama 100% algodón, café molido y post-its. Y así escribir más libros.
En realidad, este año hay que comprar más, por las circunstancias onerosas en las que nos hallamos, para apoyar a las librerías, los editores y esa raza subterránea y huraña que, con sus artes arcanas, mantiene todo el tinglado en movimiento: los escritores. No importa si el ejemplar llega unos días tarde o lo tienen que recoger en junio. Este es el momento de put your money where your mouth is, como dicen los ingleses, y echarle una manita a ese sector que tantas alegrías les ha dado.
Ustedes comprenderán que hay que comprar libros buenos, en la medida de lo posible. El escritor más grande de la historia (me refiero a William Shakespeare, no a mí, pero entiendo la confusión) no nació el 23 de abril y se dejó las cejas y gran parte de su otrora selvático tupé escribiendo la obra más incomensurable conocida por el hombre, para que ahora adquieran ustedes las memorias del último ganador de La isla de los famosos (aunque seguro que son menos insípidas, y desde luego más amenas, que algunos premios literarios recientes).
En todo caso, ustedes buscan recomendaciones literarias, yo tengo recomendaciones literarias… (estoy cruzando los dedos de ambas manos, aunque ustedes no puedan verlo). Mis favoritos para el Sant Jordi profiláctico y ventolinesco del 2020 son los 10 de aquí abajo. Son todo novedades del año en curso, excepto Cometierra, que es del 2019 pero no entró en ninguna de mis listas del año (se demoró en cruzar el Atlántico). Si desean una lista completa de mis favoritos del año pasado vayan de inmediato a mi video de Mejores del 2019. Y léanlos cuanto antes puedan.
¿Van estas 10 maravillas en orden de preferencia? (escucho que me preguntan en ensordecedor coro). De aquella manera. El primero me gustó más que el último, aunque en medio hay mucha zona de empate, y a fin de cuentas todos me gustaron cosa mala. Por eso están aquí. Incluyo explicación breve y link ajeno en aquellos que no hayan aparecido en los meses previos en mis Cosas Que Leo o entrevistas a go-gó.
La lista propiamente dicha:

1) Noche cerrada, CHRIS OFFUTT (Sajalín editores)
2) Los nuestros, SERGUÉI DOVLÁTOV (Flugencio Pimentel)
3) La extranjera, CLAUDIA DURASTANTI (Anagrama / L’Altra)
4) M, el hijo del siglo, ANTONIO SCURATI (Alfaguara)
Una memoria novelizada, literaria, de los primeros años de la lucha por el poder de Benito Mussolini, Il Duce. Les tiene que interesar el fenómeno del fascismo o las memorias trepidantes, si no ni se acerquen, claro. Y los libros grandes: 805 págs, aunque en verdad les digo que no le sobra ni una. Un libro que es todo energía feroz y urgencia al galope y violencia expeditiva, como el perverso hombre que lo protagoniza. Se preveen dos entregas más, así que ya pueden ir colgando nueva estanteria (mejor que sea reforzada)
5) Cometierra, DOLORES REYES (Sigilo): Uno de mis libros preferidos del año pasado. 173 páginas de la prosa más cruda y precisa que se puede encontrar en la actualidad. Muertos y visiones y golpes y furia. En capítulos muy cortos. Frases que son hostias, sin redobles ni adverbios sobrantes. Todo apretao. Una historia sensacional, vibrante, durísima, de feminicidios y barrios chungos. Soy muy fan de Cometierra.

5) El libro de Sarah, SCOTT McCLANAHAN (Reservoir Books)
6) La caja negra, ALEK POPOV (Automática editorial)
7) La bretxa, ANTHONY CARTWRIGHT (Tigre de Paper)
Una de las sorpresas del año. Un libro brevísimo (135 págs.) de ira y desafección working class norteña que es como This sporting life en la era Brexit y en las Midlands. Es una novela que afronta un problema social, sí, pero no se trata de un tratado ni un panfleto, ni la típica novela sacada a toda prisa por periodista cultural para aprovechar tema candente. A mí me recordó fuertemente a The Football factory de John King, un libro que parecía hablar de violencia hooligan pero que hablaba de muchas otras cosas. El recomano fortament (está en catalán, por si no se han dado cuenta aún).
8) Mis cien demonios, LYNDA BARRY (Reservoir Gráfica)
Un gran cómic de «autobificcionalografía» virulenta. Solo por las tiras del capítulo «Odio» (ver ilustración; he colgado las viñetas originales, pero el cómic está traducido al español), ya merece la pena. Lynda Barry es una artista norteamericana de ascendencia irlandés-filipina y padres de mierda. Si les gustan las memorias no nostálgicas y no melindrosas de friquis resentidos y proto-homicidas (pero al final sensibles y dañados), esto es para ustedes. Desde luego es para mí.

9) Desnudo en Garden Hills, HARRY CREWS (Dirty Works)
Nick Hornby dijo que «un episodio promedio de Los Simpson es más inteligente que una novela promedio de Flaubert». Yo les digo que un libro de la gama media de Harry Crews es mucho más interesante, y está más lleno de vida y furia y rabia, que el mejor intento de autoficción estudiantil urbana moderna. Desnudo en Garden Hills, de 1969, no es el mejor libro de Nuestro Harry (aunque fue su favorito durante mucho tiempo), pero está lleno de imaginación enloquecida, vidas desesperadas, explotaciones mineras, freaks de todo pelaje, un pavo MUY gordo, un diminuto jockey negro (lesionado) y una mulata que se ganaba la vida fumando cigarrillos con el papo. Si ustedes son tan crewistas como yo, deberían adquirirlo sin pensar, como un reflejo automático del sistema nervioso central. Kiko Amat
