PSYCHOLAND T01 E11: Tarados o troleros: salud mental, cordura y fraude

Fotos Psycholand kodak

Algunos serial killers están locos. Otros están en sus cabales. La mayoría son psicópatas pero lo disimulan. Y un cuarto grupo está perfectamente cuerdo pero decide simular chaladura para esquivar la soga. En el undécimo episodio, estudiamos las “máscaras de la cordura” y la ocultación de la psicosis, nos obligamos a pasar un test de psicopatía, y terminamos con un Top 10 de las peores excusas que han esgrimido los asesinos en serie al ser descubiertos.

No se pierdan este penúltimo episodio de la primera temporada del podcast Psycholand. Si aún no tiene la app, pueden pinzarla aquí o acá. Es de gratis.

Cosas Que Leo #42: EL ASCO, Horacio Castellanos Moya

Asco Moya

“Nosotros somos la excepción, nadie puede mantener su lucidez después de haber estudiado once años con los hermanos maristas, nadie puede convertirse en una persona mínimamente pensante después de estar bajo la educación de los hermanos maristas, haber estudiado con los hermanos maristas es lo peor que me pudo haber sucedido en la vida, Moya, haber estudiado bajo las órdenes de esos gordos homosexuales ha sido mi peor vergüenza, nada tan estúpido como haberse graduado en el Liceo Salvadoreño, en el colegio privado de los hermanos maristas en San Salvador, en el mejor y más prestigioso colegio de los hermanos maristas en El Salvador, nada tan abyecto como que los maristas le hayan moldeado a uno el espíritu durante once años, ¿te parece poco, Moya? Once años respondiendo sí, hermano Pedro; sí, hermano Beto; sí, hermano Heliodoro; la más asquerosa escuela para la sumisión del espíritu, en ese estuvimos, Moya, por eso no me importa que ninguno de los sujetos que fueron nuestros compañeros en el Liceo haya llegado al velatorio de mi madre, fueron once años de domesticación del espíritu, once años de miseria espiritual que no quería recordar, once años de castración espiritual, cualquiera de ellos que hubiera llegado sólo hubiera servido para que yo rememorara los peores años de mi vida, me dijo Vega. pero pedí un trago, por estar con mi perorata ni me había fijado, tómate un whisky conmigo, llamemos a Tolín, el barman, el disyoqui, el milusos a esta hora, un tipo buena gente, alguien a quien le agradezco que haya hecho mínimamente placentera mi estadía en este horrible país. Me da alegría platicar con vos, Moya, aunque también hayás estudiado en el Liceo como yo, aunque tengás la misma inmundicia en el alma que me metieron los hermanos maristas durante esos once años, me siento contento de haberte encontrado, un exestudiante marista que no participa del cretinismo generalizado, eso sos vos, moya, igual que yo, me dijo Vega. Yo tenía dieciocho años de no regresar al país, dieciocho años en que no me hacía falta nada de esto, porque yo me fui huyendo de este país, me parecía la cosa más cruel e inhumana que habiendo tantos lugares en el planeta a mí me haya tocado nacer en este sitio, nunca pude aceptar que habiendo centenares de países a mí em tocara nacer en el más estúpido, en el más criminal, nunca pude aceptarlo, Moya, por eso me fui a Montreal, mucho antes de que comenzara la guerra, no me fui como exiliado, ni buscando mejores condiciones económicas, me fui porque nunca acepté la broma macabra del destino que me hizo nacer en estas tierras, me dijo Vega.”

El asco; Thomas Bernhard en San Salvador

HORACIO CASTELLANOS MOYA

Tusquets, 2007

139 págs.

PSYCHOLAND T01 E10: Eliminación de residuos; el reciclaje de víctimas

Carl Panzram: El verdugo de la humanidad. - Clave7

Deshacerse del muerto es la parte más engorrosa del asesinato serial, pero no puede obviarse. Nuestro décimo episodio sopesa los diversos sistemas de eliminación de cadáveres que han utilizado algunos asesinos en serie, y que van del recomendable al decididamente fallido. Huertos, hornos, retretes o cocodrilos. Un método para cada criminal, de Dennis Nilsen a John Christie, sin olvidar a Carl “Nacido Malo” Panzram o el muy mendaz Marcel Petiot.

Ya saben dónde pinzar la app. Google Play bla bla yadda yadda. Es aquí. No se demoren.

Cosas Que Leo #41: SAY NOTHING, Patrick Radden Keefe

Say nothing Keefe

“Stories about the Price sisters began to circulate among British troops stationed in Belfast and to find their way into the accounts of visiting war correspondents. They developed an outsize reputation as deadly femmes fatales who would Venture into the mean streets of Belfast with an assault rifle hidden ‘down a bell-bottomed trouser leg’. Marian was said to be an expert sniper and was referred to, among British squaddies, as ‘the Widowmaker’. Dolours would become known in the press as ‘one of the most dangerous young women in Ulster’.

It is hard to judge how seriously to take such folklore. Some of it was the kind of frisky sexualized rumour that occasionally circulates in times of violent upheaval. A society that had always been a bit fusty and repressed was suddenly splitting apart in the most cataclysmic fashion. The perceived threats of sexual liberation and paramilitary chaos converged in a mythical spectre of a pair of leggy, rifle-toting libertines.

But if this image was to some degree a battlefield fantasy, one of the key people projecting it was Dolours Price herself. ‘Would you like to be shown round out bomb factory?’ she asked a visiting reporter in 1972, adding, ‘We had Paris Match magazine taking pictures of the place last week’. Eamonn McCann, the activist from Derry who befriended Price on the Burntollet march, would still see her from time to time. She never told him explicitly that she had joined the Provos, but McCann knew. He was dismayed. He desperately wanted revolutionary change in Ireland, but he was certain that violence was not the way to achieve it. He told his friends who joined the armed struggle, ‘Nothing is going to come out of this that is commensurate with the pain that you will put into it’.

When he saw Price, McCann was always struck by her sheer glamour. Most of the republican women he had known growing up were stern and pious -if not the Virgin Mary, exactly, then the Virgin Mary with a gun. The Price sisters were something else altogether. Dolours always dressed elegantly, her hair and makeup impeccable. ‘They were sassy girls’, McCann recalled. ‘They weren’t cold-eyed dialecticians or fanatics on the surface. There was a smile about them’. In those days there was a discount shop in Belfast called Crazy Prices, and, inevitably, Dolours and Marian became known among their friends as the Crazy Prices.

Once, officers from the Royal Ulster Constabulary barged into the house on Slievegallion Drive at six in the morning and announced that they were arresting Dolours as a suspected member of an illegal organisation. ‘She’s not going out there until she’s had their breakfast’, Chrissie said. The police, cowed by this small but formidable woman, agreed to wait, and Chrissie instructed her daughter to go and put on makeup. She was buying time so that Dolours could collect her wits. When Dolours was ready to go, Chrissie put on a fur coat, which she normally reserved for special occasions. ‘I’m going with her’, she announced.

For a moment, Dolours was embarrassed, thinking, I’m in the IRA and my mother is coming with me to get arrested. But off they went. At Castlereagh police station, she was interrogated. She knew the rules, however, and she gave the police no information, repeating only ‘I have nothing to say’. Eventually, she was released without charges. It would be difficult to make a case against Dolours: after all, she was still a student, with good marks and an attendance record to show for it. Before they left the station, Chrissie paused to admire the mug shot that the police had taken of her daughter.

‘Can I keep that?’ she deadpanned. ‘That is a nice one’.”

Say nothing; a true story of murder and memory in Northern Ireland

PATRICK RADDEN KEEFE

William Collins, 2020 (la edición española, No digas nada, está prevista para septiembre del 2020 en Reservoir Books)

404 págs.

Cosas Que Leo #40: A LO LEJOS, Hernán Díaz

A lo lejos Díaz

«Cuando no andaba buscando comida o atendiendo las heridas de Asa, Håkan se enfrascaba en la fabricación de un par de muletas y diferentes tipos de tablillas, tallando, cosiendo y pegando toda clase de materiales. Con el tiempo, Asa volvió a cocinar. Necesitaban aprovisionarse de carne curada y conservas para su viaje a los cañones desiertos.

-Los cañones son nuestra única esperanza -repetía Asa al final de cada jornada-. Demasiados días escondidos aquí. No conseguiremos dejarlos atrás. Pero quizá podamos despistarlos.

Una noche, al cabo de muchas dudas, y sintiéndose estúpido por haber esperado tanto, Håkan preguntó:

– ¿Qué es un cañón?

-Nunca he estado allí -respondió Asa-. Dicen que es un paraje sin igual. Como una pesadilla. Túneles rojos excavador por ríos que desaparecieron hace mucho tiempo. Como viejas cicatrices en el terreno. Muy profundas. A lo largo de leguas y leguas. Pocos entran. Menos aún salen.

Más tarde esa misma noche, mucho después de que se hubieran acostado, Håkan se despertó. Notó a Asa a su espalda dándole vueltas a la cabeza; habían sido sus pensamientos los que lo habían despertado. También notó que Asa sabía que estaba despierto.

-Ahora ya no podemos ir a California -le dijo por fin. Luego, después de una larga pausa-: Te estarán buscando. No lo lograrías. Iremos a los cañones. Esperaremos allí. -Se quedó callado un momento, como si su silencio fuera una pequeña muestra de aquella futura espera-. Luego, a San Francisco. No sé cómo, pero lo conseguiremos. -Otra pausa-. Daré con mis amigos. Ellos nos ayudarán a embarcar. -Otro silencio-. Iremos en barco a Nueva York. Allí nadie nos buscará. Estarás a salvo. Estaremos bien. -Pausa-. Y encontraremos a tu hermano.

De pronto, algo dentro de Håkan se fundió. Solo ahora que aquella bola helada se derretía y se evaporaba, se percató de que la había guardado en el pecho durante años. Solo ahora que sabía que volvería a ver a Linus -pues no cabía duda de que, con la ayuda de Asa, volvería a verlo-, sintió todo el dolor que aquella fría esquirla le había suscitado. Y comprendió que, hasta ese momento, no había tenido ninguna posibilidad de encontrar a su hermano. ¿Llegar hasta Nueva York? ¿Dar con él en aquella infinita ciudad? ¿Cómo podría haberlo logrado? El amor y el anhelo lo habían mantenido en movimiento, pero ahora, con Asa a su lado, caía en la cuenta de lo vana que había sido hasta entonces su búsqueda. Sin la ayuda de Asa se hallaba condenado al fracaso.

¿Cómo responder a sus palabras? Igual que un conjuro, habían cambiado la realidad al ser pronunciadas.»

A lo lejos

HERNÁN DÍAZ

Impedimenta, 2020 (publicado originalmente por Coffee House Press, 2017)

340 págs.

Traducción de Jon Bilbao

Cosas Que Leo #39: LAS MALAS, Camila Sosa

Malas Camila Sosa

«Es por el calor: la rabia que da el calor. Haber vivido tantos años sufriendo esos calores de infierno, esas siestas obligatorias en las cuales jugaba a que tenía una casa invisible, fresca, con sus ventanitas con cortinas, para resistir el calor del monte. Hacía tanto calor que mi madre temía que el sopor nos devorara. Dormíamos la siesta transpirando como animales, solas, con ganas de nada, comiéndonos la rabia de ser pobres en un lugar tan inhóspito, turnándonos para ir a buscar agua a una canilla común, porque no se podía beber agua del pozo. Hacía tanto calor en ese pueblo que todo estaba enfermo: el agua, la tierra, la comida, los corazones, el ánimo. Desde entonces conservo esa rabia al calor.

El calor travesti era igual. La pasta de maquillaje que se hacía como un pegote, una máscara de barro caliente que tapaba todos los poros, para que no se escapa el alma por ahí cada vez que recibíamos una agresión. Con la cara hecha máscara, la más bella de todas las máscaras, esos rasgos travestis más reales que nuestros propios rasgos, concebidos para otro mundo, un mundo mejor, donde poder ser esa máscara.

Mientras tanto éramos indias pintadas para la guerra, bestias preparadas para cazar en la noche a los incautos en las fauces del Parque, siempre enojadas, brutas incluso para la ternura, imprevisibles, locas, resentidas, venenosas. Las ganas perpetuas de prender fuego todo: a nuestros padres, a nuestros amigos, a los enemigos, las casas de la clase media con sus comodidades y rutinas, a los nenes bien todos parecidos entre si, a las viejas chupacirios que tanto nos despreciaban, a nuestras máscaras chorreante, a nuestra bronca pintada en la piel contra ese mundo que se hacía el desentendido, su salud a costa de la nuestra, chupándonos la vida por el mero hecho de tener más dinero que nosotras.

Así íbamos detrás de los clientes, obligadas al calor, a sentir que no había nada peor que ser una mariquita sofocada por el mundo caliente de los varones, donde todo se resuelve con patadas y trompadas. Con el secreto deseo de matarlos a todos, de acabar con el mundo de una vez, a ver si así acababa también la bronca acumulada por ese maltrato perpetuo.

Quizá venía de ahí el vicio de robarles dinero de las billeteras. No mucho: veinte pesos, cincuenta pesos, nada. Ninguna economía familiar se derrumbaría por eso. Es apenas un gesto. Soy joven y creo que es legítimo hacerlo. Que ese dinero me pertenece por estar en situación de desventaja en la escena en la que ambos estamos en ese momento, el cliente y yo. Después, en sus casas, seguramente echarán en falta ese dinero que yo voy a gastar en alguno de esos pequeños placeres con los que se es feliz en la pobreza. Iba mucho al cine en esa época. A veces compraba un libro. A veces alcanzaba para un camisón.»

Las malas

CAMILA SOSA

Tusquets, 2019

220 págs.

PSYCHOLAND T01 E09: Ellas dan el golpe (de gracia): asesinas en serie

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Uno de cada seis asesinos en serie norteamericanos es mujer. Las Asesinas en Serie Femeninas (ASF) son un mundo aparte, en modus operandi, motivos y víctimas. El episodio nueve de nuestro podcast toca las diversas tipologías de ASF, desde la Condesa Caníbal (Erzsébet Báthory) a la Mamá Matricida (Mary Ann Cotton, Belle Gunness), pasando por la Enfermera Envenenadora (Jane Toppan, Amelia Dyer) o la Hooker From Hell (Eileen Wournos).

¿Dónde puedo escuchar este, el capítulo más anti-machirulo de este excelente podocasto? Acá, en el descampado, junto al hueso protuberante aquel. Tiene que bajarse la app (fuckin’ gratis man) y luego danzar desnudos alrededor del cuerpo, blandiendo el móvil, Chikatilo style.

Cosas Que Leo #38: CHARLES DICKENS: A LIFE, Claire Tomalin

Dickens life Tomalin

«Henry never wrote or spoke in public of these matters. His reminisces about his father, which appeared in 1928, were outspoken about other things: his father’s moods of depression and irritability, and the resentment of his brothers at the strict discipline imposed on them at home. “He also mentioned his father’s strongly radical political views’ and his laughing suggestion, mentioned earlier, that, ‘his sympathies being so much with the French, he ought to have been born a Frenchman’. A French Dickens defies the conventional view of him as an English national treasure, and he is that, but he is also something much wider. The whole world knows Dickens, his London and his characters. ‘All his characters are my personal friends’, said Tolstoy, who kept his portrait hanging in his study and declared him to be the greatest novelist of the nineteenth century.

He left a trail like a meteor, and everyone finds their own version of Charles Dickens. The child-victim, the irrepressibly ambitious young man, the reporter, the demonic worker, the tireless walker. The radical, the protector of orphans, the helper of the needy, man of good works, the republican. The hater and the lover of America. The giver of parties, the magician, the traveller. The satirist, the surrealist, the mesmerist. The angry son, the good friend, the bad husband, the quarreller, the sentimentalist, the secret lover, the despairing father. The Francophile, the player of games, the lover of circuses, the maker of punch, the country squire, the editor, the Chief, the smoker, the drinker, the dancer of reels and hornpipes, the actor, the ham. Too mixed to be a gentleman -but wonderful. The irreplaceable and unrepeatable Boz. The brilliance in the room. The inimitable. And, above and beyond every other description, simply the great, hard-working writer, who set nineteenth-century London before our eyes and who noticed and celebrated the small people living on the margins of society -the Artful Dodger, Smike, the Marchioness, Nell, Barnaby, Micawber, Mr Dic, Jo the crossing sweeper, Phil Squod, Miss Flite, Sissy Jupe, Charley, Amy Dorrit, Nandy, hairless Maggie, Sloppy, Jenny Wren the dolls’ dressmaker. After he had been writing for long hours at Wellington Street, he would sometimes ask his office boy to bring him a bucket of cold water and put his head into it, and his hands. Then he would dry his head with a towel and go on writing.»

Charles Dickens: a life

CLAIRE TOMALIN

Penguin, 2012

608 págs.

**** Otro pilar de mi proyecto Dickens de autodidacticismo y autogozo (esto último suena a otra cosa). La apabullante biografía de Claire Tomalin. Un claro BBS (Best Book of the Summer).

Cosas Que Leo #37: HELLBLAZER 02, Garth Ennis

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Hellblazer1

Hellblazer 02 (Hellblazer núms. 56 a 71 USA, Vertigo Jam USA, Special: Confessional USA, Vertigo: Winter’s Edge núm. 2 US)

GARTH ENNIS (con los dibujantes Steve Dillon, Glyn Dillon, David Lloyd y William Simpson)

ECC Vertigo, 2017

480 págs.

PSYCHOLAND T01 EO8: Muerte (solo parejas); los mejores dúos

Pin en Horror world

Matar en serie es una cosa que debe unir mucho. Pues abundan los homicidas que han decidido matar a cuatro manos, y de esos duetos fatales trataremos en el episodio octavo. Los dividimos en Matrimonios Homicidas (Ian Brady y Myra Hindley; Fred y Rosemary West), Locura Recíproca o folie-a-deux (Leonard Lake y Charles Ng; Lawrence Bittaker y Ray Norris) y Superdúos (Henry Lee Lucas y Ottis Toole).

En este capítulo, si necesitan razones adicionales, también podrán escuchar a Kiko Amat interpretando a Manzanita de forma asaz convincente y a Benja Villegas pronunciar la expresión «chupapollas / chupasangres» sin titubear.

Ya saben dóndeestamos. Denle al MF Play.

Cosas Que Leo #36: LA MENTE REACCIONARIA,Corey Robin

CoreyRobin_LaMenteReaccionaria

«El segundo elemento que encontramos en esas voces tempranas de la reacción es una sorprendente admiración hacia la revolución contra la que están escribiendo. Los comentarios más arrobados de Maistre quedan reservados a los jacobinos, cuya voluntad brutal e inclinación a la violencia —su «magia negra»— claramente envidia. Los revolucionarios tienen fe en su causa y en sí mismos, lo que transforma un movimiento mediocre en la fuerza más implacable que Europa ha visto nunca. Gracias a sus esfuerzos, Francia ha sido purificada y restaurada a su justa posición de orgullo en la familia de naciones. «El gobierno revolucionario», concluye Maistre, «endureció el alma de Francia templándola en sangre».

Burke es de nuevo más sutil, pero corta más profundamente. El gran poder, sugiere en De lo sublime y de lo bello, nunca debería aspirar a ser —y nunca puede ser— hermoso. Lo que el poder necesita es lo sublime. Lo sublime es la sensación que experimentamos frente al dolor extremo, el peligro o el terror. Burke lo llama «horror delicioso». El gran poder debería aspirar a lo sublime, en vez de a la belleza, porque lo sublime produce «la emoción más fuerte que la mente es capaz de sentir». Es una emoción imponente pero vigorizante, que tiene el efecto simultáneo y contradictorio de disminuirnos y magnificarnos. Nos sentimos aniquilados por el gran poder; al mismo tiempo, nuestro sentido del ser «se hincha» cuando «conversamos con objetos terribles». El gran poder alcanza lo sublime cuando es, entre otras cosas, desconocido, misterioso y extremo. «En todas las cosas», escribe Burke, lo sublime «aborrece la mediocridad». En Reflexiones, Burke sugiere que el problema en Francia es que el Antiguo Régimen es hermoso, mientras que la revolución es sublime. El interés de los terratenientes, piedra angular del Antiguo Régimen, es «perezoso, inerte y tímido». No puede defenderse «de la invasión de la capacidad», y ahí la capacidad la representan los nuevos hombres de poder que la revolución lleva adelante. En otras páginas de las Reflexiones dice que el interés del dinero, aliado de la revolución, es más fuerte que el interés aristocrático porque está «más dispuesto a la aventura» y «a nuevas empresas de todo tipo». El Antiguo Régimen, en otras palabras, es hermoso, estático y débil; la revolución es fea, dinámica y fuerte. Y en los horrores que perpetra —la turba irrumpiendo en la cámara de la reina, arrastrándola medio desnuda a la calle y llevando tanto a ella como a su familia a París—, la revolución adquiere una especie de sublimidad: «La alarma nos lleva a la reflexión», escribe Burke sobre las acciones de los revolucionarios. «Nuestras mentes […] son purificadas por el terror y la piedad; nuestro orgullo, débil y no pensante, queda humillado bajo las dispensaciones de una sabiduría misteriosa».

Más allá de esas sencillas muestras de envidia o admiración, el conservador realmente aprende de las revoluciones a las que se opone y acaba imitándolas. «Para destruir a ese enemigo», escribió Burke de los jacobinos, «de un modo u otro, la fuerza que se le oponga deberá guardar alguna analogía y similitud con la fuerza y el espíritu que ese sistema ejerce». Este es uno de los aspectos más interesantes y menos comprendidos de la ideología conservadora. Pese a que los conservadores son hostiles hacia los objetivos de la izquierda, en especial el empoderamiento de las castas y clases bajas de la sociedad, a menudo son sus mejores aprendices. A veces, sus estudios son autoconscientes y estratégicos, como cuando miran a la izquierda en busca de formas de comunicación popular o de nuevos medios para sus objetivos repentinamente deslegitimados. Temerosos de que los filósofos tomaran control de la opinión popular en Francia, los teólogos reaccionarios de mediados del siglo XVIII siguieron el ejemplo de sus enemigos: dejaron de escribir abstrusas disquisiciones entre ellos y empezaron a producir propaganda católica, que se distribuiría a través de las mismas redes que llevaban la ilustración al pueblo francés. Gastaron vastas sumas en financiar concursos de ensayos, como aquel en el que Rousseau se hizo célebre, para recompensar a los autores que escribían defensas accesibles y populares de la religión. Los antiguos tratados de fe, declaró Charles-Louis Richard, eran «inútiles para las multitudes, que, sin armas y sin defensas, sucumben rápidamente a la Philosophie». Su obra, en cambio, fue escrita «con el deseo de poner en manos de todos aquellos que saben cómo leer un arma victoriosa contra los ataques de esa turbulenta Philosophie».»

La mente reaccionaria; el conservadurismo desde Edmund Burke hasta Donald Trump

COREY ROBIN

Capitán Swing, 2019

328 págs.

Traducción de Daniel Gascón.

Cosas Que Leo #35: PINOCHO, Carlo Collodi

FC Pinocho faixa

«Aquel país no se parecía a ningún otro lugar del mundo. Su población estaba compuesta solo por niños. Los mayores tenían catorce años y los más jóvenes, apenas ocho. ¡En las calles reinaba una alegría, un alboroto, un bullicio tal que producía dolor de cabeza! Había pandillas de críos por todas partes: unos jugaban a hacer puntería con las nueces, otros al tejo, algunos con la pelota, otros andaban en velocípedo o montaban en un caballo de madera, algunos jugaban a la gallina ciega, otros a perseguirse. Unos cuantos, vestidos de payaso, escupían fuego; había quien cantaba, quien recitaba, quien daba saltos mortales, quien se entretenía caminando con las manos en el suelo y las piernas en el aire. Alguno empujaba el aro, otro se paseaba vestido de general con el yelmo de papel y el sable de cartón piedra. Reían, gritaban, llamaban, aplaudían, silbaban, imitaban el cacareo de la gallina cuando pone un huevo; en resumen, había tal alboroto, tal escándalo, tal algarabía de mil demonios que había que ponerse algodón en los oídos para no quedarse sordo. En todas las plazas se veían teatrillos de lona atestados de niños de la mañana a la noche y en todas las paredes de las casas, escritas con carbón, se leían cosas tan admirables como estas: «vivan los jugetes» (en vez de juguetes), «no queremos mas hescuelas» (en vez de no queremos más escuelas), «abajo Larin Metica» (en vez de la aritmética) y otras lindezas por el estilo.»

Pinocho

CARLO COLLODI

Navona Editorial, 2020 (publicada originalmente por entregas, entre 1882-1883, en el Giornale per i bambini)

272 págs

Traducción de Pilar González Rodríguez.

PSYCHOLAND T01 EO7: Un psycho en casa; disposición doméstica y galería de trofeos

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A muchos asesinos en serie les gusta más quedarse en casa que salir. El episodio séptimo de Psycholand, ya disponible, analiza la vena hogareña de algunos homicidas seriales. En el precio va incluida una visita guiada por dos de las “casas del horror” más notorias de la historia: la choza atroz de Ed Gein y el hotel de pesadilla (“castillo de la muerte”; ver imagen adjunta) del hoy olvidado pero otrora celebrity H.H. Holmes. Incluye galería de trofeos post-mortem de decidido mal gusto.

Todo ello en Psycholand, el podcast de Kiko Amat & Benja Villegas. Bajen la app bla bla bla en Podimo. Ahora. Escuchen. Jaleen. Procedan a difundirlo entre su círculo de amistades. Repitan operación con cada nuevo episodio.